21 Ene 2019

BY: Lucia.Moreno

Asesoramiento

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Tómate un minuto para pensar en cómo eran las vacaciones cuando tenías dos o tres años, en cómo fue tu primer día de colegio o en qué hacías los fines de semana. Seguramente recuerdes muchas cosas, entre ellas algún episodio que no sabes por qué lo recuerdas, o a lo mejor te encuentras en el otro extremo y no recuerdas absolutamente nada. ¿Y si te digo que todos o la gran mayoría de los recuerdos que tienes de cuando eras pequeño son falsos? Este fenómeno se conoce como falsas memorias y ha cobrado mucha fuerza en las últimas décadas entre los investigadores de la mente. Pero las falsas memorias no solo están ligadas a la niñez sino que nos acompañan toda nuestra vida.

Uno de los lugares en lo que nuestra memoria puede cobrar más importancia es en las declaraciones que realizan los testigos presenciales sobre ciertos hechos.

La realidad es que nuestros recuerdos son generalmente como caricaturas de la realidad, donde ciertos rasgos sobresalen más que otros, que quedan borrados o muy desdibujados. Cuando se nos pide que recordemos lo sucedido, de forma implícita se pide una historia coherente y completa del suceso. Es decir, que demos una fotografía a partir de la caricatura. Para llevar a cabo esta tarea debemos rellenar los detalles desdibujados o inexistentes del suceso que no almacenamos en nuestra memoria. Este relleno lo realizamos a través de inferencias procedente de nuestros conocimientos y experiencias previas, y de información proporcionada posteriormente al suceso. Así, las falsas memorias de los testigos presenciales son mucho más frecuentes de lo que pensamos, independientemente de que este sea realizado o no con mala fe.

Ello, de ser posible, podría tener enormes consecuencias para el desenlace del juicio. Pero ¿en qué consisten las falsas memorias?, ¿hasta qué punto podemos confiar en la memoria de un testigo?

El término falsa memoria se utiliza para hacer referencia a experiencias de memoria en las que el recuerdo es diferente de la experiencia que tuvo lugar en realidad. Vamos a poner alguna otra situación para ejemplificaros algunas distorsiones cognitivas que pueden estar en la génesis de los falsos recuerdos.

Pensemos, por un momento, que nos están apuntando con un arma. En una situación así, nuestro cerebro volcará todos nuestros recursos atencionales en procesar la información relacionada con el arma, por pura supervivencia. Esto hará que nos cueste más identificar y describir a la persona que sostiene el arma. Igualmente, está demostrado que en las situaciones de estrés y ansiedad, y cualquier delito lo es, somos capaces de procesar menos información, lo que generalmente provoca que nuestras huellas de memoria sean más débiles, generales y ambiguas.

Esta cuestión de las falsas memorias, cobra si puede más importancia cuando nos referimos a temas relacionados con los menores. En estos casos, se puede hablar de sugestionabilidad infantil, que consiste en la posibilidad de introducir información errónea en el recuerdo de un menor y que éste la incorpore a su recuerdo como propia.

En relación con esto último, debemos pensar en la toma de declaraciones a menores “posibles” víctimas de abusos sexuales. Resulta fundamental plantear preguntas abiertas y no inducir nunca determinadas respuestas. Pues en gran parte de las ocasiones, no es posible hallar pruebas físicas del abuso, así pues, el testimonio del menor será la única prueba que poseerá un juez para valorar si se cometió el abuso o no, y cuáles son las consecuencias jurídicas del mismo.

Igualmente, el relato del menor también deberá ser analizado en contextos de separación y divorcio conflictivos debido a la posibilidad de que uno de los progenitores haya podido influir en el recuerdo del menor, introduciendo información en su recuerdo que se adapte más a su propio beneficio que a la realidad de lo sucedido.

En definitiva, la memoria no es infalible. La utilizamos constantemente y resulta imposible que sea capaz de almacenar a la perfección todos los estímulos y episodios que vivimos a diario. Y las falsas memorias son errores que, aunque inevitables, debemos tener en cuenta: saber que existen y que son comunes puede ayudarnos a prevenir errores en nuestros juicios y decisiones.

¡Ahora llega tu momento! ¿Has notado alguna vez que tengas un recuerdo que sea una falsa memoria? No dudes en comentarnos y preguntar las dudas que te hayan podido surgir.

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